El color es importantísimo en nuestra percepción. En cuanto a los alimentos, nos ayuda a distinguir los alimentos naturales de los artificiales. Por poner un ejemplo, el color azul no tiene mucha cabida entre los alimentos naturales y, por lo tanto, es el color menos apetecible, llegando incluso a provocar rechazo visto en la mesa. Piensa por un momento en un huevo frito con la yema azul. ¿te apetece? La verdad es que a mí no, incluso se utilizan platos azules para facilitar las dietas para perder peso, haciendo que el comensal pierda pronto el apetito.
Por otro lado, colores como el rojo, verde o amarillo, abren casi instantáneamente el apetito, un dato muy útil a la hora de la elección de manteles en un restaurante.
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Artículo publicado por: Javier Hervás, parte del equipo de illusion Studio.